Día a día ingerimos plástico de forma pasiva, el agua, los mariscos, la cerveza y la sal contienen los mayores índices. Apuntan a la necesidad de «medidas inmediatas a nivel gubernamental, empresarial y de consumidores».
Los seres humanos ingieren cada semana el plástico equivalente a una tarjeta de crédito, según arrojó un estudio dado a conocer este miércoles por WWF Chile.
Evaluación de la Ingesta de Plásticos desde la Naturaleza a la Gente
El análisis arrojó que las personas consumen cerca de dos mil piezas pequeñas de plástico cada semana, que vienen incluidas en los alimentos que consumen diariamente.
Rodrigo Catalán, director de Conservación de WWF Chile, precisó que «la supervivencia del ser humano está estrechamente ligada a una naturaleza sana y resiliente, y este estudio lo respalda absolutamente: debemos frenar la contaminación plástica en nuestros océanos, ríos y ciudades, porque además de impactar a la vida marina nos está afectando como humanidad a niveles impensados».
«Requerimos medidas inmediatas a nivel gubernamental, empresarial y de consumidores,así como un tratado global para abordar la contaminación plástica», precisó.
Rodrigo Catalán: Director de Conservación de WWF Chile
«Se estima que las emisiones totales de CO2 del ciclo de vida del plástico aumentarán en un 50 por ciento, mientras que el aumento de CO2 proveniente de la incineración del plástico se triplicará para el 2030, debido a decisiones erradas en la gestión de residuos», puntualizó Catalán.
De acuerdo a la organización, la fuente más grande de ingestión de plástico es el agua, ya sea embotellada o de la llave. Junto a esto, los productos que tienen mayores niveles son los mariscos, la cerveza y la sal.
Los plásticos están contaminando el aire que respiramos, el agua que tomamos y los alimentos que ingerimos
Un nuevo estudio de la Universidad de Newcastle, Australia, indica que en promedio una persona ingiere semanalmente unos 5 gramos de plástico presentes en el agua, el aire y en alimentos.
Esa cantidad equivale a los microplásticos que contiene una tarjeta de crédito. Este resumen resalta las principales maneras en que el plástico entra en nuestro organismo, y lo que podemos hacer para evitarlo.
El aumento en el uso de plásticos y su escaso reciclaje redunda en el crecimiento de la producción de estos materiales.
Desde el año 2000, el mundo ha manufacturado una cantidad absurda de plástico y una tercera parte de estos se vierte en la naturaleza.
La elaboración de plástico virgen ha aumentado 200 veces desde 1950 y ha crecido a una tasa del 4 por ciento desde el año 2000. Si se alcanza la capacidad proyectada de plásticos, la fabricación actual podría aumentar en un 40 por ciento para 20303 .
Una tercera parte de los desechos plásticos se vierten en la naturaleza. Para dimensionar la situación tomemos en cuenta que en 2016 se reportaron 100 millones de toneladas métricas de residuos .
Los plásticos se usan como artículos desechables, al punto de que más del 75 por ciento de todo ese material producido hoy se convierte en desechos. Y una buena parte de estos residuos se maneja mal.
Esta situación es resultado directo de una infraestructura subdesarrollada para el tratamiento de residuos y deriva en plásticos no recolectados, vertidos a cielo abierto, acumulados en basureros o en rellenos sanitarios no controlados .
De estos, el 87 por ciento se vierte en la naturaleza, lo que genera contaminación por plásticos . Por ejemplo, si la situación sigue igual, para 2025, los océanos tendrán 1 tonelada métrica de plástico por cada 3 toneladas métricas de peces.
La contaminación por plásticos afecta el ambiente de la mayoría de las especies del planeta. Se han encontrado residuos plásticos en el fondo de la Fosa de las Marianas y en el hielo del mar Ártico, además de cubrir los ecosistemas costeros y acumularse en torbellinos en los océanos de todo el mundo.
Los animales se enredan en restos grandes de plástico, lo que les provoca lesiones agudas y crónicas, incluso la muerte. Se han registrado más de 270 especies diferentes –mamíferos, reptiles, aves, peces– que han muerto enredados en estos desechos. Los animales también ingieren grandes cantidades de plástico, el cual no logra atravesar su sistema digestivo lo que ocasiona abrasiones internas, obstrucciones intestinales y la muerte.
Adicionalmente, las toxinas del plástico ingerido perjudican la reproducción y afectan el sistema inmune. Por último, se ha demostrado que la contaminación por microplásticos altera las condiciones del suelo, lo que puede afectar la fauna y aumentar la probabilidad de que se filtren lixiviados químicos dañinos.